En su conferencia resaltó la escasa salubridad de muchos comerciantes de los zocos que las autoridades intentaban regular, así como la cercanía de muladares a las viviendas o el habitual vertido de los más diversos desechos en las calles; sin duda, se trataba de una higiene urbana muy alejada de la que hoy podemos disfrutar en nuestras ciudades modernas.
No obstante, frente a esa mayor suciedad de los espacios comunes, la higiene doméstica y personal fue de vital importancia, tanto que a muchos autores andalusíes les sorprendía la escasa preocupación por la higiene íntima en los reinos cristianos. En gran medida, la limpieza personal era en al-Andalus un síntoma importante de estatus social elevado; tanto fue así que muchos preferían pasar hambre antes que no presentarse bien aseados ante sus conciudadanos.