En esta ocasión, el sábado 10 de mayo, acompañados por el arqueólogo especialista Rafael Blanco, un nutrido grupo de participantes recorrió algunas de las fortificaciones de la Córdoba islámica para transmitir una idea esencial: ante amenazas internas o externas el esfuerzo defensivo en la ciudad se incrementa. El uso de fortificaciones, especialmente de murallas, no implica siempre el temor a un ataque, ya que pueden ser utilizadas con otros fines; pero en tiempos inciertos las fortalezas se convierten en una prioridad dentro de la ciudad y el territorio para mantener el statu quo de la sociedad y/o sus gobernantes.