jueves, 8 de diciembre de 2016

Expedición Arqueológica Internacional: Portugal

Al alba del sábado 3 de diciembre de 2016, casi cincuenta Amigos de la Arqueología Cordobesa ponían rumbo a Portugal. Durante los siguientes días y hasta el jueves 8 de diciembre descubrirían el Portugal arqueológico. Más concretamente el Algarve portugués, el Alentejo y Lisboa de la mano de los profesionales de la arqueología de las zonas que iban a visitar.

La primera parada de esta expedición fue la Villa Romana de Milreu donde nos esperaba toda una eminencia en la arqueología del sur de Portugal, el profesor y arqueólogo Joao Pedro Bernardes. En esta villa pudimos ver sus mosaicos con fauna marina, que decoran suelos y paredes, además de los restos de lo que fuera un santuario romano dedicado a las aguas del siglo IV d. C., convertido posteriormente en un templo cristiano. Acto seguido, y sin perder ritmo, la visita continuó en el Museo Arqueológico de Faro, el cual se encuentra situado en el centro de la ciudad, concretamente en el Convento da Nossa Senhora da Assunção. En el museo la gente quedó fascinada con el maravilloso mosaico del dios Oceano y la fantástica colección de epigrafía funeraria. 




Al comenzar la tarde del mismo día, la expedición se dirigió a Vilamoura, exactamente a la Estação arqueológica do Cerro da Vila. Una vez allí y de la mano del arqueólogo del yacimiento, Luis Filipe Henriques, pudimos contemplar y admirar un asentamiento costero romano con una zona residencial y otra industrial cuyos orígenes se remontan al siglo I d.C. ocupado ininterrumpidamente en época visigoda y árabe. En la zona residencial destacaban varias salas pavimentadas con mosaicos, un impluvium, además de unas grandes termas con una enorme piscina de probable uso público. Al este de la zona industrial destaca la necrópolis donde un gran mausoleo con un hueco central, que albergaría nichos para colocar urnas funerarias, resalta sobre los demás restos arqueológicos.


El 4 de diciembre, y bien temprano, empezamos el día dirigiéndonos a Silves, una de las ciudades más poderosas del Algarve andalusí. Allí y bajo una intensa lluvia visitamos el castillo con sus imponentes murallas rojas, guiados por el arqueólogo Antonio Medeiros. A continuación el grupo se dirigió al museo de la ciudad donde pudimos admirar, entre otras cosas, la estela de Sao Martinho, cuya importancia radica en el número de signos en ella grabados (60 en total) y un sensacional pozo cisterna de época almohade, único en su género en toda la Península Ibérica.


Por la tarde, el grupo se dirigió junto al arqueólogo Ricardo Soares a la villa romana de Boca do Rio y a los alfares romanos de la Playa do Martinhal donde pudimos comprobar que no siempre el hombre es el peor enemigo de un yacimiento arqueológico, siendo la fuerza de la naturaleza un factor a tener en cuenta, ya que estos yacimientos se encuentran amenazados por la fuerza del oleaje y las mareas. Terminamos el segundo día en el Promontorium Sacrum, el Cabo de San Vicente, donde pudimos contemplar el atardecer y el finis terrae romano.


El tercer día la expedición decía adiós a la zona del Algarve portugués y se adentraba en el Alentejo. La primera parada fue la ciudad de Mertola, donde nos esperaba la arqueóloga Susana Gómez para acompañarnos y guiarnos a lo largo de toda la mañana. En la romana Myrtilis Iulia pudimos admirar varias secuencias de ocupación (romana, visigoda e islámica) así como los vestigios arqueológicos más importantes: Igreja de Nossa Senhora da Anunciação (con la estructura de la antigua mezquita y la secuencia estratigráfica musealizada de la basílica paleocristiana), el antiguo barrio islámico junto al cementerio actual, el criptopórtico (de 30 metros de largo por 6 de alto), un edificio-baptisterio, un segundo baptisterio y el imponente castillo medieval. 





Después de reponer fuerzas y dejar el rio Guadiana en Mertola, la expedición se dirigió a Beja, la antigua Pax Iulia, capital del Conventus Pacensis en época de Augusto. El arqueólogo municipal, Miguel Serra, nos guió por los enclaves arqueológicos de la ciudad: su imponente castillo que combina distintos estilos (románico, gótico, manuelino y manierista), el Arco romano de Avis, Arco romano da Porta de Évora, inmediaciones del templo romano (todavía en excavación y uno de los más grandes encontrados hasta el momento en Portugal, 30 m de largo por 20 m de ancho) y el Núcleo Museológico da Rua do Sembrano. Sobre el amplio espacio que ocupa el núcleo hay colocado un suelo de cristal a través del cual se pueden apreciar restos que se remontan, al menos, a la Edad del Hierro y un estupendo museo. Además encontramos otras secuencias, como la prerromana (con una potente muralla), la romana (unas termas privadas), además de cultura material de época visigoda o medievales posteriores. Se dejó la Colonia Civitas Pacensis al anochecer para descansar en la Ebora romana





El día 6 de diciembre, ya en Évora, empezó la jornada de la mano del profesor André Carneiro, de la Universidad de Évora. Pudimos conocer más sobre la Ebora Liberalitas Iulia romana, destacando sobretodo el templo romano de Évora (hexástilo de 25 metros de largo por 15 de ancho y elevado sobre un podio de 4 metros), situado en la parte alta de la ciudad, donde se ubicaría el foro romano.



Una vez terminada la mañana en Évora, el grupo marchó a Lisboa, pasando antes por Setúbal, la Caetobriga romana. Allí se visitaron los tanques de salazones situados en la actual oficina de Turismo de la Travessa Frei Gaspar. La visita continuó en el Museo de Arqueología y Etnografía de Setúbal (MAEDS). Este pequeño gran museo expone en varias vitrinas diversos objetos desde el Paleolítico a época romana, especialmente de tipología cerámica. Muchas de las piezas son del distrito de Setúbal y/o lugares donde ha excavado el MAEDS (Pinheiro, Sines, Ilha do Pessegueiro, Torrão, Circuito da Cola, Alter do Chão, etc.). Destacable también la sección de Etnografía, con una interesante exposición que muestra los oficios tradicionales de esta zona.


Llegando ya casi a su fin, la expedición pasó los dos últimos días en Lisboa, Olissippo. Allí se combinó la arqueología con el esparcimiento y el tiempo libre. Se visitó el Museu Nacional de Arqueologia, ubicado en donde se situaban los dormitorios de la joya del Arte Manuelino, el Monasterio de los Jerónimos. Allí pudimos ver las mejores piezas de la arqueología portuguesa de diversas cronologías, así como adquisiciones del arqueólogo Leite de Vasconcelhos. Llamaba la atención tanto la sala de antigüedades egipcias como los excepcionales ejemplos de cupae o la sala expositiva dedicada exclusivamente a exponer objetos de metales preciosos de diversas cronologías y localizaciones, incluyendo brazaletes, pendientes, collares, torques o lúnulas de la Edad del Hierro. 



Tras visitar el Museo, los expedicionarios recorrieron los lugares más típicos de este barrio de Belem, como el Padrão dos Descobrimentos, con el imponente monumento dedicado a los descubridores portugueses y el gran mapamundi que muestra los confines del imperio portugués; o la famosa Torre de Belem, uno de los mejores ejemplos de la arquitectura manuelina. Por la tarde, tiempo libre para visitar el centro de Lisboa.


Despidiendo el jueves 8 de diciembre, esta expedición arqueológica de seis días, la arqueóloga y directora del centro, Lídia Fernandes, nos acompañó y explicó didácticamente el Museo do Teatro Romano situado en parte sobre lo que fuera el postscaenium del teatro romano, así como los restos arqueológicos allí conservados, un ejemplo de ello sería la magnífica estatua marmórea de un Sileno.